En el corazón de un valle fértil y brillante, existía una villa llamada Esperanza Viva. Allí vivían cientos de mujeres sabias y valientes, conocidas como las Huellas de Sol. Estas mujeres, con manos de fuego y corazón de viento, veían con tristeza cómo muchas madres y padres del pueblo debían salir a trabajar, dejando a sus crías solas, sin cuidado, sin voz.